Paititi
Peru
De acuerdo con las informaciones recibidas por los grupos de contacto extraterrestre a lo largo de las últimas décadas, entre todos los llamados Retiros (o bases) de la Hermandad Blanca en la Tierra existen 3 que son considerados principales. Son aquellos que mantienen gran parte de los registros de la historia de nuestro planeta. Registros del pasaje de civilizaciones extraterrestres y civilizaciones terrestres que se desenvolvieron aquí y que ya no existen más, al menos de la forma como las concebimos, como por ejemplo las civilizaciones de la Atlántida y Lemuria, entre otras. Esos 3 Retiros estarían localizados en Brasil, con entradas en la Serra do Roncador – MT, Serra da Portaria – GO y en Ecuador, por la Cueva de los Tayos a través de un sistema de cavernas y galerías subterrâneas. También en el Perú, en un lugar denominado Paititi. Este último es considerado el principal de los tres Retiros.
De acuerdo con la historia del pueblo Inca, durante la invasión española un hermano del príncipe Atahualpa, Choque Auqui, reunió un grupo compuesto de sacerdotes y guerreros, entre otros, y partió para la selva peruana en la región hoy conocida como Madre de Dios. Llevaron con ellos los principales artefactos y objetos incas, incluyendo el Gran Disco Solar, una herramienta de poder que fue traída a la superficie del planeta pelos intraterrenos en tiempos remotos a los incas. El destino final de Choque Auqui sería el lugar donde se encontraban sus maestros "invisibleis", los Paco Pacuris, personas portadoras de un gran conocimiento, que vivían en la selva, pero en un "mundo paralelo" o subterraneo. Ese lugar se llamaba Paikiki o Paititi.
Expedición 2023
En este año 2023 nuestro equipo de História Perdida estubo en este lugar sagrado en setiembre, representado por los miembros Marcelo Silva (Uruguay) y Renê Castilho (Brasil), junto con otras 10 personas de diferentes países. ¿Cómo y por qué fue posible?
Hacía cierto tiempo que nuestro grupo venía sintiendo que en algún momento tendríamos que ir al Paititi. Sin embargo, aun teniendo este llamado interno, ese no es el tipo de lugar que definimos por nosotros mismos cuando vamos, mas esperamos por el "llamado" (invitación) del propio lugar. Dijimos que "el lugar nos está llamando". ¿Y como sucede eso? Las dos principales formas que utilizamos para saber son: la primera cuando sus moradores, los cuales denominamos intraterrenos (Hermardad Blanca), o incluso los Guías Extraterrestres (que también forman parte de la Hermandad Blanca) nos llaman directamente a través del contacto físico o comunicaciones telepáticas, posteriormente confirmadas con avistamientos de sus naves u otros objetos; la segunda forma es a través de aquello que llamamos de "sincronía", cuando diversas situaciones de la vida van mostrándonos un determinado camino. Para que eso funcione es importante estar abierto a la posibilidad de que la vida, el universo, Dios o cualquier nombre que se quiera usar, nos dá señales u "orientaciones" de caminos o elecciones para nuestra vida, y estar atentos para saber intepretar estas señales.
Cuando entendemos y seguimos
estas orientaciones todo comienza a fluir naturalmente, no solamente en las
expediciones, también en cualquer situación de la vida. Por eso es importante que
siempre estemos atentos a lo que ellas nos muestran, nos presentan, para ver si
no nos estamos desviando de nuestro camino o forzando una situación. Para aquellos
que no están atentos a las sincronicidades, estas también suceden y, en ese
caso, son llamadas de coincidencias. ¿Puede contarme si ya pasó por alguna "coincidencia"
[casi que] inexplicable en su vida?
El Viaje
Lleguamos a la ciudad de Cusco el día 4 de setiembre y luego fuimos a conocer todo el grupo de expedición. Además de quien escribe, Renê, representando Brasil, y de Marcelo de Uruguay, estaban Alonso y Ana de Perú, las mexicanas Ena y Aracelis, Marcela de Bolivia, el matrimonio Kiki y Theo de Chile, Juan José de Argentina, Alma de Ecuador y Yolanda de España. Después fui a visitar el Templo de Qorikancha (Templo del Sol), el principal templo de los incas. A pesar de que gran parte de su actual edificación fue construída por los españoles, derrumbando gran parte del templo para saquear el oro que revestía las paredes, aún es posible sentir una energía muy intensa en él. Antes de la llegada de los españoles el Gran Disco Solar estaba custodiado en este lugar y en el punto que se dice donde él supuestamente estaba se siente como un vórtice de energía. Realmente es sensacional. Lo poco que restó de la construcción original nos dá una idea de que magníficos y perfeccionistas fueron sus constructores.
Al día siguiente partimos de mañana para el Parque Nacional de Madre de Diós. Allí se encuentra el Retiro de Paititi, lugar que nos llevaría algunos dias para llegar. Sin embargo, antes de partir participamos de una iniciación de purificación espiritual con dos sacerdotes Q'eros, etnia descendiente de los incas. Dentro de las famosas sincronías, Alonso los conoció algunos meses antes del viaje y le dijeron de la importancia de esa purificación antes de partir. De ese modo lo hicimos en medio de algunas ruínas incas en lo alrededores de Cusco.
Luego partimos de inmediato con destino al pequeño pueblo de Pillcopata, ya dentro de la selva amazónica y del Parque Madre de Diós. Fueron aproximadamente 8 horas de viaje, llegando a más de 4 mil metros de altitud y después bajando para menos de mil metros, pasando por aquellas rutas estrechas y llenas de curvas, donde apenas consigue pasar un auto. Nos quedamos allí por una noche, ya que al día siguiente partiríamos para la comunidad Machiguenga, los guardianes actuales de Paititi.
Los Machiguengas
Los Machiguengas son un pueblo indígena que habita partes de la Amazónia peruana entre los departamentos de Cusco y Madre de Diós. Hablan el idioma machiguenga, que forma parte de la familia de las lenguas arahuaca. A lo largo de los rios Manu, Urubamba, etc., se organizan en pequeñas comunidades, viviendo de la pesca, de la venta de frutas que colectan en la selva para los pobladores próximos y también del turismo en la selva.
La comunidad que visitamos, cuyo nombre no revelaré, es responsable por la protección del muro de Pusharo, aquel muro misterioso lleno de petroglifos que marca la entrada para el reino sagrado de Paititi. Para llegar a donde ellos están, primero precisamos pasar por la guardia ambiental, vinculada al gobierno peruano, donde se reciben los registros de todos los turistas que desean llegar a esa parte de la Amazónia (via Parque Nacional del Manu). Solamente después de la liberación por parte de la guardia del parque, después de haber determinado cuantos dias y noches podremos estar en la selva y en que partes de ella, es que seremos autorizados a llegar hasta los machiguengas. Sin embargo, aun con las autorizaciones de la guardia ambiental, son los machiguengas que tienen la palabra final sobre el trayecto a ser recorrido por los turistas. Tienen la autonomía de impedir la visita de cualquier visitante cuando les parezca necesario. Al final, son los guardianes de un lugar sagrado y los peruanos son peritos en preservar y valorizar su cultura, sus antepasados y sus lugares sagrados.
Cuando conversamos con ellos descubrimos que tienen total consciencia sobre lo que están protegiendo. Mesmo que en terminos diferentes de los nuestros y de una forma más simplista - lo que constatamos ser un padrón de los guardianes de lugares así, por donde pasamos en los más variados países - saben que allí, en Pusharo, vive otro pueblo, seres muy sabios y protectores de la naturaleza, localizados en otro mundo paralelo al nuestro. Lo llaman así, "otro mundo", independientemente de que puedan ser intraterrenos, extraterrestres, otra dimensión o cualquier otro nombre que quiera darle. Son conocidos como Alcires o Arcires, los Guardianes y Protectores de la selva. Saben también que esos guardianes son seres físicos como nosotros, personas de carne y hueso, y que, eventualmente, aparecen para quien esté allí por algún propósito específico. Sino apenas nos acompañan de forma invisible. Nos dijeron que pueden vernos desde su mundo, pero solo podemos verlos mediante el uso de plantas alucinógenas o cuando ellos lo desean. Incluso nos relataron haber usado Ayahuasca para verlos, sin embargo cada individuo lo hace solamente una única vez en la vida, pues tienen mucho respeto por los Arcires y una vez es lo suficiente para tener la prueba que necesitan. Si un Arcire necesita hablar con alguno de ellos así lo hará. O sea, tienen consciencia de que verlos a través del uso de las plantas pierde su necesidad después de la primera vez.
Uno de los machiguengas, Pablo, que vivía en la comunidad más aislada hasta algunos años atrás, nos dijo que sus abuelos siempre contaban sobre el tiempo en que los Arcires aparecían en la comunidad desde tiempos muy remotos, y transmitían diversos conocimientos, directamente para el pueblo. Era un contacto abierto, sin intermediarios, sin plantas, totalmente físico. Les preguntamos por qué pararon sus visitas y nos dijo que, según sus abuelos, esos seres dejaron de aparecer cuando nuestra sociedad ya tenía acceso a los conocimientos que ellos transmitían, no siendo más necesario ese contacto directo. Mesmo así aún se comunican con los machiguengas principalmente a través de los sueños.
Además de ser los guardianes de Paititi y de todo ese conocimiento son personas extremadamente amables, tranquilas y de un humor sensacional. Están siempre prontos para ayudar, sea quien sea y cualquiera que sea la situación. Con su estilo simple y sin querer nada terminan siempre enseñandonos muchas cosas todo el tiempo. Para aquellos que estaban atentos siempre había algo para aprender con ellos. Una de las cosas que me llamó mucho la atención fue la forma de compartir todo. Para ellos nada era de uno solo y si de todos, desde una comida completa a una simple barra de cereales.
La Comunidad Machiguenga
Así que llegamos a la comunidad nos instalamos en la casa para visitantes. Una casa de madera extremadamente simple, pero que tenía todo lo que precisabamos. Había algunos cuartos con camas que permitieron acomodar parte del grupo mientras otros dormirían en carpas dentro de la casa. Eso se debió a que algunas ventanas estaban dañadas y existía la posibilidad de que pequeños animales entraram. Era más seguro usar las carpas que hacerlo protegido solamente por el saco de dormir. En la parte exterior había también una cocina, donde el grupo de apoyo preparaba las comidas, además de contar con un baño próximo de la casa.
Sí, había un grupo de apoyo para la expedición. Estaba formado por cuatro hombres, casi todos de la región de Cusco. Eran ellos: Ciro, el organizador; Braian, el asistente; Cirilo, el cocinero y Rodrigo, el asistente de cocina. Sin ellos la expedición habría sido un caos o, al menos, un dolor de cabeza para Alonso Calderón, que fue quién recibió el primer llamado de los Guías para realizar la expedición. No puedo olvidarme de mencionar los deliciosos platos, siempre vegetarianos, que Cirilo preparó durante toda el viaje, desde la primera posada en Pillcopata, pasando por la comunidad machiguenga y posteriormente en el campamento base. Simplemente increíbles.
En la comunidad viven aproximadamente cien personas. Todas siempre de buen humor, son muy curiosas con los visitantes, principalmente los niños de la comunidad, que no pierden el respeto por los viajeros que llegan. Hay una escuela y los profesores son personas que tambien crecieron allí. Según el responsable por la escuela, cuando trajeron personas de afuera para dar clases, las costumbres de la comunidad comenzaron a perderse y ahora intentan rescatar lo que se perdió y preservar lo que todavía resta con profesores nativos de la propia comunidad, mismo que hayan vivido fuera de ella por un tiempo. Como agradecimento y demostración de respeto nuestro grupo hizo una donación de ropas y materiales escolares para todos los alumnos y alumnas de la escuela.
También son apasionados por fútbol. Todo el tiempo los hombres están usando camisetas de equipos de fútbol. Fuimos, incluso, "invitados" para un juego Visitantes x Machiguengas, donde no pudimos decir no, aun estando bajo un sol de aproximadamente 40 grados y mucha humedad de la selva. Y claro que perdimos pues, nadie em su sana consciencia trataria de ganar a los guardianes y guías de Pusharo. Antes de partir de vuelta para casa, después de las experiencias en la selva, también participamos de un desafío de arco y flecha y en la última noche nos integramos alrededor de una foguata con músicas y danzas.
Permanecer por algunos dias en una comunidad nativa de la selva amazónica y convivir con sus moradores fue una experiencia que jamás olvidaré. Vimos y aprendimos cosas tan simples y maravillosas que nos preguntamos por qué las praticamos tan poco en las ciudades, cuando tenemos todo de modo tan fácil y ellos, con sus dificultades materiales (desde nuestro punto de vista, claro) viven de un modo mucho más armónico y en una verdadera UNIDAD.
Por eso creo que la experiencia humana en las expediciones, las experiencias/convivencias con los moradores de los lugares por donde pasamos son más enriquecedoras que la propia experiencia con los Guías Extraterrestres. No estoy diciendo esto para desmerecer la experiencia con los Guías o pensar que ellas no tienen valor, tienen bastante, pero nuestra verdadera convivencia en la Tierra es entre nosotros, seres humanos. Cuando valorizamos apenas la experiencia con un ser alienígena, nos olvidamos de valorizar aquello que está a nuestro alcance todo el tiempo, el contacto humano. Y así no percibimos lo que una persona al lado nuestro puede enseñarnos, mostrarnos. Somos así con las personas, valorizando muchas veces a alguien de una elevada posición social cuando en realidad, podemos aprender muchas cosas con quien está a nuestro lado. También somos así con los lugares, valorizando aquel distante sin apreciar lo que nuestra región tiene para oferecernos.
Creo que un día todos los seres humanos
aprenderán a valorizar aquello que está próximo de ellas y consecuentemente comprenderán
que todo aquello que buscamos no está afuera, y sí dentro de nosotros.
El grupo
"Torneo" de arco y flecha en la comunidad
Entrada "oficial" de la selva peruana
Machiguengas x Forasteros
Llegada y refugio en la comunidad Machiguenga
Distribuición de ropas y útiles escolares para los niños de la comunidad
Pueblito de Paucartambo
Calixto: guia en Pusharo y Meganto desde los 14 años
Renê y Marcelo con Alonso Calderón (a la izquierda)
Cruzando el cañón del Meganto
Renê e Marcelo en el muro de Pusharo
Campamento dentro del cañón del Meganto